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Mateo Hidalgo

Mi Historia como emprendedor

Mateo Hidalgo
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Emprender en Colombia: una carrera de obstáculos, una escuela de vida. 

“No todo se aprende en las aulas ni en los discursos. Emprender en Colombia me enseñó a escuchar, adaptarme y no rendirme”. La frase no es teoría de liderazgo ni fórmula empresarial importada. Es la voz de un emprendedor colombiano que, como tantos otros, decidió apostarle a su país desde la resiliencia y no desde la comodidad.

En un entorno donde las trabas burocráticas, los impuestos asfixiantes, la escasa financiación y la "tramitomanía", es decir la excesiva cantidad de requisitos, convierten cada paso en una batalla, crear empresa es mucho más que una decisión económica: es un acto de fe.

Así nació Industrias JM, levantada desde cero, entre amigos, con conocimiento técnico, voluntad férrea y un sueño compartido: dejar huella.
“Mi buen amigo Gerson me dio la oportunidad de emprender y cumplir un sueño que teníamos desde hace años. Unimos fuerzas y nació la empresa”, cuenta uno de los socios fundadores. Pero la historia está lejos de ser una postal inspiradora. Crear una empresa en este país es muy, muy complicado. Desde la apertura de la cuenta bancaria, todo fue cuesta arriba... Y vaya si lo fue.

 

Declaraciones de renta, licencias, permisos, registros, impuestos… cada documento parecía un muro infranqueable. “Casi no nos dan la oportunidad de abrir la cuenta bancaria. Fue extremadamente difícil. Pero, hasta el sol de hoy, ahí estamos, en la lucha”, recuerdan sus fundadores. 

Una escuela de liderazgo en carne viva.

Detrás del logo de Industrias JM hay más que cifras y balances: hay un liderazgo forjado en la práctica, no en el papel. Cada obstáculo superado fue una lección de toma de decisiones, adaptabilidad y trabajo en equipo.
“No es solo montar una empresa. Es aprender a confiar, a delegar, a resolver problemas reales. Es saber cuándo insistir y cuándo replantear. Es formar un equipo y cuidarlo como se cuida una familia”, dicen los creadores.

El verdadero precio del emprendimiento.

Lejos de los discursos idealizados, la historia de Industrias JM es un retrato crudo del emprendimiento en Colombia. Los impuestos desproporcionados, la falta de apoyo institucional, la dificultad para acceder a créditos y los altos costos de la formalización dejan claro que aquí no se triunfa solo con ideas, sino con resistencia.

Aun así, la empresa sigue en pie, generando empleo y creciendo paso a paso. “Todo ha sido con mucho esfuerzo, mucho sudor y mucho sacrificio”, reconocen.

Más que empresa, un acto de resistencia

Emprender en Colombia no es solo una aventura económica; es una forma de resistir. Es una manera de decir “aquí estoy” frente a un sistema que parece diseñado para desincentivar al pequeño empresario. Y, sobre todo, es una apuesta por un futuro distinto. 

Porque ningún salón de clases enseña lo que se aprende en el día a día de sacar adelante una empresa en medio de las dificultades. Y eso, aunque duela, también es Colombia: una tierra difícil, sí, pero llena de gente capaz de crear, luchar y no rendirse.

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Lo que funciona se protege, lo que debe cambiar, se transforma.

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